Esta semana santa ha sido especial para mí porque la he pasado viendo a uno de mis grupos favoritos, Sick of it all, en dos de los conciertos de su gira española: Vitoria y Oviedo. Cuando supe que venían de gira no dudé en comprar billetes de avión y entradas, sabía que no podía faltar a semejante concierto a pesar de haberles visto ya unas 6 veces anteriormente. Mi primera parada fue en Vitoria el 18 de abril, y también la primera fecha de la gira española. Por supuesto en una gira como esta no venían solos: en principio se anunció que les acompañarían los californianos Good Riddance y más tarde que también estarían con ellos los catalanes Blowfuse. Fueron estos últimos los que comenzaron el bolo de la sala Jimmy Jazz, presentando su nuevo disco “Daily Ritual” y con unas ganas y una energía que consiguieron levantar a un público un poco apático. También hubo espectáculo a cargo de Oscar, su cantante, que a mitad de concierto se subió a la barandilla de la planta de arriba de la sala y desde allí instó al público a cogerle, para al final saltar haciendo una voltereta mientras cantaba. No defraudaron, había ganas de ellos, y eso que unas semanas antes ya habían estado tocando en el País Vasco. Después de ellos fue el turno de Good Riddance. Fueron correctos, divertidos y tuvieron buen sonido, pero el público no les acompañaba demasiado, el vocalista hablaba y animaba y nadie le contestaba.
Y entonces llegaron ellos, Sick Of It All, metiéndose al público en el bolsillo desde el minuto uno. Y no es que lo diga yo porque soy muy fan, pero es que ellos nunca defraudan. Con su característica energía en el escenario y su buen rollo con el público ( lo que pudimos comprobar sobre todo los que estábamos en la primera fila) , alegraron la noche a más de un@. Tocaron un set list de aproximadamente una hora, que incluía temas nuevos y casi todos sus clásicos, combinado con esa complicidad con los fans durante todo el show. Sin paradas, sin bises, y dejándonos siempre que vienen con ganas de más. Y como, de hecho, había ganas de más, hubo más ( en mi caso).
Al día siguiente, 19 de abril, viernes santo, y tras un día de turismo desde País Vasco a Asturias, llegamos a Oviedo. Muchas caras conocidas en la puerta de la sala Sir Laurens, muchos amigos a los que tenía ganas de ver… empezaba bien la noche. Entré casi en cuanto abrieron la sala (tenía que comprar todo el merch que quería pillar y lo había dejado para ese día) – Sí, queridos amigos con grupo, soy la fan perfecta, siempre compro camisetas (algún día os enseñaré mi colección) – , y de pronto aparece Lou Koller, vocalista de Sick of it all por si algún despistado no lo sabe. Tuve la oportunidad de hablar con él, se disculpó porque su pelo estaba hecho un desastre (aunque llevaba una gorra puesta) , y nos hicimos una foto. Me dio las gracias por haber ido a los dos conciertos (se acordaba del día anterior) y casi empiezo a flotar por la sala. En fin, vamos a lo importante que me pongo a divagar.
Empezamos con Blowfuse, no hay mucho más que contar, mismo set list, mismo show para todos los grupos, pero con ciertas diferencias. La mayor: el público. Un público muchísimo más animado que en Vitoria, lo cual agradecieron los grupos, en especial el cantante de Good Riddance. En este caso la sala Sir Laurens es más pequeña que la Jimmy Jazz, así que el cantante de Blowfuse no pudo saltar desde ningún sitio. Good Riddance estuvieron más animados en parte, como he dicho, por la actitud del público. Consiguieron hacer saltar a todos tirando de clásicos que todo el mundo coreaba.
Y volvió a llegar el plato fuerte con ellos: “ Hello, we are Sick Of It All, from New York City!!!”, su característico grito de guerra. En fin, qué os voy a contar, público más animado aún, lo dimos todo, cantamos, saltamos, bailamos, reímos, y ellos como siempre consiguieron hacernos felices durante una hora. Momentazo de la noche: cuando Lou Koller bajó del escenario y estuvo cantando en medio del público mientras todos corrían a su alrededor.
Lo que ellos transmiten cuando tocan no se puede explicar con palabras, hay que verlos. Su energía y buen rollo son contagiosos. Terminaron con dos de sus clásicos, Step down y Scratch the surface… y nos quedamos con ganas de más. Habrá que esperar a la próxima gira. Yo volví cargada de souvenirs y merch.
Cansada, agotada, pero feliz, me fui a dormir para, al día siguiente, acompañar al grupo asturiano Synesthesia a su concierto de Santander, pero… esto ya os lo conté, ¿no?
CRONICA: MAMEN RODRIGUEZ
FOTOS: MAMEN RODRIGUEZ