Tras estar cocinándose a fuego lento durante una temporada, los murcianos Scarecrow Avenue han lanzado su nuevo trabajo de estudio “Ártico”, que ha sido producido por el propio grupo (concretamente su guitarrista Guille) y mezclado y editado por Fernando Novo en Novoestudios.
El pistoletazo con Lux envuelve de una manera increíble, con unos ritmos muy pausados sabiendo cómo mantenerlo todo en un buen punto alto cuando llegan al momento del estribillo y del solo de guitarra. Eso sí, no es hasta Soma donde vemos el potencial al completo del grupo (al menos desde mi punto de vista), ya que aquí es donde el grupo desata toda la furia y la rabia. De hecho, Óscar, su cantante, es cuando demuestra el dominio que tiene a la hora de alternar entre registros guturales y melódicos, además de intercalarse con efectos más electrónicos tanto en lo que respecta a efectos de voz e incluso de guitarra. Con Titán es donde volvemos a un lado más melódico con una temática más romántica pero, al igual que con el inicio del disco, saben equilibrar la balanza incluyendo momentos más crudos para darle más sentimiento aún.
El primer “entreacto” (por ponerle una denominación) viene con Horizonte, una breve pieza instrumental, que da paso al tema que da nombre al disco, Ártico, donde encontramos de nuevo esa faceta más potente y dura del quinteto con una temática relacionada con la soledad humana. Pero si nos centramos en las buenas letras con las que cuenta el disco, MK Ultra, en la que colabora Carlos del grupo Lude. Este tema es el más largo del disco (poco más de 7 minutos) en el que ambos saben compenetrarse a la perfección con la base instrumental y en la que se habla del estilo de vida actual con el símil de ese famoso proyecto de control mental de la CIA que apareció en su día al que se hace referencia en el título de la canción. Sin duda, uno de los mejores temas del disco.
Tundra comienza con unos ritmos digitales con toques de música tradicional árabe, algo que acompaña en casi toda la canción, dándole un toque exótico y que hace que la melodía te abrace de nuevo con un enfoque más sosegado. Si antes hablábamos de una buena compenetración en lo que colaboraciones respecta, la que tenemos con el mítico Willy Espejo de los archiconocidos Ktulu hará las delicias de más de un oyente: base instrumental que ya desde un primer momento avisa que se viene un buen zapatazo en la cara y que, con ese combo de voces, la tranquilidad brilla por su ausencia, en la que se habla de sacar las fuerzas de flaqueza cuando todo está más negro (aunque no de un modo cursi como puedan vender los de Mr. Wonderful).
Volvemos a tener otro “entreacto”, Ley Natural, que, sin duda, es mi favorito. El motivo es muy sencillo: incluir el mítico video viral de “me ha hecho un esguince” en una base instrumental cañera y que encaje a la perfección ya lo hace de 10 (aunque esto pueda parecer una tontería para más de una persona que lo lea, pero si lo escucha comprobará lo que digo). Eso sí, su final es bastante impactante, digno de un discurso de Anonymous. Tras esto, Agenda 2030 vuelve a ponernos a querer movernos en un buen pogo con una temática bastante candente y actual debido a ese mismo proyecto de la ONU con el que se pretende hacer un mundo menos malo de lo que ya tenemos pero que, la verdad, cuesta mucho creer que se vaya a cumplir. Una de las cosas que más puede llamar la atención de esta canción es la alternancia entre el inglés y el español en la letra.
Para ir cerrando el disco, volvemos a tener un toque más movidito pero con unas revoluciones un poquito más bajas con Siglo XXI, pero sin dejar de lado la alternancia digna de grupos como Killswitch Engage, hablando de cómo puede ser que aún haya determinadas cosas que se sigan viendo como normales en pleno siglo XXI pero que deberían haberse quedado obsoletas hace bastante. Tras este breve corte, llegamos a la guinda del pastel, Miedo 2.0, la cual cuenta con la colaboración de Isra Ramos (Gräce, Amadeus, ex – Avalanch, ex – Alquimia) y que puede sorprender a más de uno y de una por los registros que lleva precisamente en esta canción, ya que no solo podemos escucharle con su gran voz melódica. Al igual que con el resto de temas en los que hay colaboraciones, no se le puede objetar nada.
Desde luego este disco es un buen ejemplo de que hacer las cosas despacito y con buena letra trae buenos resultados: sonido muy limpio, colaboraciones muy bien escogidas y que, en sus momentos de intervención, encajan como anillo al dedo, buenas bases instrumentales y buena lírica. En resumen, este disco es muy ameno a la hora de escucharlo debido a que, al estar bien compensado, es perfecto para ponérselo en repetición para poder apreciar mejor después los detalles tras una primera escucha.