En Algo de Rock tenemos el honor y el placer de escribir sobre el primer lanzamiento de Gándara, el inminente proyecto en solitario del que fuera vocalista de Celsius, que se lanza valiente y sin miedo hacia la búsqueda de un estilo personal, propio y en el que navega de maravilla. Los vascos arrancan con un EP de título homónimo, con 6 cortes que amenizarán tu paseo, a ser posible en un amanecer o atardecer y en la playa. Escucharlo en un lugar así al alba o al ocaso del día, además de ser pertinente, debe ser toda una experiencia para las personas que somos, o nos consideramos, sensibles.
La producción de este trabajo, que corre a cargo de jagoba Ormaetxea, es sencillamente brutal, el sonido es limpio y poderoso, instrumentación y voz bailan al unísono en un pulido y muy cuidado sonido, un resultado fantástico.
Con una portada elegante, sombría, de tonos grises, encontramos una figura con un plumaje negro, enigmática y sencilla.
El trabajo abre con el tema ”Génesis”, la canción elegida por el grupo para presentarnos su primer videoclip, después de que pudiésemos disfrutar de “Creer” y “A ciegas”, que ya habían sido publicadas anteriormente por la banda y que pertenecen al EP que analizamos. En cuanto al videoclip, que corre a cargo del equipo de audiovisuales de TAOM, podemos apreciar una pieza en la que han decidido mostrar como disfruta una banda orgullosa de su trabajo en el estudio de grabación, una especie de “cómo se hizo” que siempre gusta visualizar y recordar momentos y anécdotas durante la génesis de un trabajo. La canción es hermosa, posiblemente el mejor comienzo para un disco, para algo que recién nace, es el culmen perfecto de nacimiento, o renacimiento, mejor. Un símil precioso del comienzo de un nuevo día, una génesis, que a través de la noche se adentra en un amanecer que simboliza eso: el nacimiento, la creación de algo nuevo, auténtico, fresco, limpio. Acordes y melodías delicadas, suaves, dulces, muy romántica, que erizará a buen seguro muchas pieles, insisto, sensibles.
Continúa el paseo, tras el génesis, con los primeros rayos de luz del día, es momento de empezar a “Creer” que el viaje será maravilloso, que el ritmo se mantiene, que la dulzura continúa ascendiendo y que, la sensación de esa primera canción no era tan fugaz, no se había acabado. Otra pieza preciosa que como comentábamos ya había sido lanzada por la banda a modo de adelanto. Un estribillo pegadizo y bailable borda una melodía agradable con una letra que nos habla de los motivos para creer y soñar tras las experiencias vividas de la vida. Tras este subidón de energía y adrenalina nos adentramos en un momento de reflexión, un momento de pausa en la que Gándara aprovecha para pararse a pensar en la realidad: lo que comienza, tiene un final. Un acompañamiento acústico era la mejor manera de iniciar una canción que se cuece lenta, con fragancias y luces púrpuras. Una introspección, una búsqueda en el interior, preguntas sin respuestas para cerrar la canción más íntima de este nacimiento: “102”.
A continuación, se abre paso los tintes electrónicos, unos teclados retros maravillosos que recuerdan los esqueletos danzantes de los 80, provocados por esas teclas traduciendo ese sonido disco tan característico. Estaban pensando estos chicos que “El tiempo se acabará”, pero no sin antes disfrutar del sensual atardecer, antesala del ocaso del paseo y del día que supone este EP. Va a resultar imposible no bailar cuando el play sea pulsado para escupir este hit, más aún cuando se vibre en directo. Se nos mueven las caderas de pensarlo.
Y si te has venido arriba, es normal que aprovechemos para darle entrada a la canción más cañera: riffs y solos de guitarra bien pulidos y ejecutados para hacer ejercicio de madurez, musical y líricamente. “Una imagen que borrar” para quedarse con lo bueno y desechar lo tóxico. El día ha sido largo, el paseo maravilloso, y “A ciegas” buscamos un cierre acorde a la calidad de todo lo anteriormente experimentado, un buen broche a un día, un paseo, o una vida, de aprendizaje. Una última canción para perder el miedo, a caer, a confiar y a finalizar, con unos latidos.
POR: ADRIÁN MADUEÑO ALARCÓN