[English below]
Michael Romeo es guitarrista de Symphony X desde 1994, una banda referente en el progresivo a nivel internacional. Además de esto, está, o ha estado implicado en un montón de bandas y proyectos, pero lo que hoy nos ocupa es el proyecto que lleva su nombre “Michael Romeo”.
Antes de ponerme a hacer la escucha de este álbum, puesto que es una segunda parte, le he dado una escucha rápida a la primera parte. Os diré que aunque sigue el mismo estilo, han conseguido para la segunda parte una mezcla mucho más compacta y unas composiciones más profundas, que hacen que si la primera parte te gustó, la segunda te encantará.
Empezamos con una introducción al más puro estilo Danny Elfman, que parece que uno está viendo los títulos de crédito de una película de Tim Burton. Juguetea con la guitarra y la orquestación complementándose con escalas y melodías. Una introducción, como ya pasaba en la primera parte, mucho más larga de lo que se suele habitual en un disco de metal.
Divide and Conquer empieza con la banda al completo en un riff progresivo poderoso, y empieza la voz rápidamente a deleitarnos. Un estribillo a mitad de tempo muy melódico con el que te quedas fácilmente. Destroyer empieza con un riff mucho más pesado y un tempo más bajo. Un tema que me recuerda mucho a los discos de los noventa de Elegy, y por supuesto a Symphony X, pero claro, eso ya lo esperaba. Mucho menos pegadizo que el tema anterior, sin embargo las “partes egipcias” lo hacen muy interesante. Metamorphosis empieza con la guitarra sola ofreciéndonos un riff, para después juguetear con el teclado, después juntos, después se suma la batería con redobles… hasta que el tema rompe con todos juntos. Un verso lento de tempo con mucho protagonismo del bajo y un estribillo que sigue este estilo. Un tema mucho más tranquilo que los anteriores, pero que se agradece.
Me parece un acierto la voz Dino Jelusic, mucho más ajustada al timbre de lo que el disco ofrece que el vocalista elegido para la primera parte. Ese tipo de voces medio rotas, pero profundas, le va genial al género.
Mothership es un tema instrumental que empieza con tambores marciales y melodías orquestales, dónde las guitarras juegan un rol secundario. Poco menos de dos minutos y medio de melodías que, por seguir con el ejemplo del cine, te llevan a pensar que los Decepticons van a atacar. Just Before the Dawn, ejerce de “balada”, con un protagonismo subido del piano y una voz melódica, pero desgarrada que ambienta perfectamente la desesperación de la historia que narra. En Hybrids, después de unas guitarras limpias, pasamos a un riff pesado y a un medio tiempo que recuerda más al progresivo clásico. Sin grandes artificios orquestales, se convierte en un tema sólido y más tradicional.
Hunted es un tema instrumental en el que vuelve a los tambores marciales y la orquestación que te lleva a Desafío Total. Aprovechando esta base Michael despliega su virtuosismo para hacer múltiples solos y riffs y terminar con una parte final más “romántica”. Maschinenmensch empieza con un Michael solo ejecutando un riff, para que el resto de la banda se sume a ritmo de doble bombo. Media docena de cambios de ritmos y riffs y solos antes de llegar al minuto dos. El vocalista brilla en los versos y puentes rápidos, para pasar a un estribillo lento, pero pegadizo, y volver a la velocidad del tema inmediatamente. Sección instrumental en la que el guitarrista exhibe su impresionante saber hacer, como hace en todos los temas del álbum. Este es el tema que más he disfrutado en esta escucha. Partes rápidas, partes lentas… nueve minutos de deleite con un final épico.
Parasite es otro tema clásico de progresivo, con la orquestación un poco más subida y con el cantante “jugando” un poco con tonos más graves que rozan el gutural. Cuatro minutos y medio de tema directo, rápido y pegadizo. Un acierto. Para terminar el álbum nos encontramos otra canción instrumental, Brave New World, en el que de nuevo la orquestación y los toques cinematográficos de película de acción son los protagonistas. Introduce un coro que le da un toque “épico” y se adivinan voces (femeninas?) que acompañan la melodía. Una guinda al pastel.
Texto: Pablo Balaustrada
English:
Michael Romeo is guitarist of Symphony X since 1994, a reference band in the progressive world. In addition to this, he is, or has been involved in a lot of bands and projects, but what we are concerned with today is the project that bears his name “Michael Romeo”.
Before I start listening to this album, since it is a second part, I have given a quick listen to the first part. I will tell you that although it follows the same style, they have achieved for the second part a much more compact mixture and deeper compositions, which make if the first part you liked, the second part you will love.
We started with an introduction in the purest Danny Elfman style, which looks like you’re looking at the credit titles of a Tim Burton movie. He plays with the guitar and the orchestration, complementing himself with scales and melodies. An introduction, as already happened in the first part, much longer than usual on a metal album.
Divide and Conquer starts with the full band in a powerful progressive riff, and starts the vocals quickly to delight us. A very melodic mid-tempo chorus that you can easily stay with. Destroyer starts with a much heavier riff and a lower tempo. A song that reminds me a lot of the albums of the nineties of Elegy, and of course to Symphony X, but of course, I expected that. Much less catchy than the previous theme, however the “Egyptian parts” make it very interesting. Metamorphosis begins with the guitar alone offering us a riff, then playing with the keyboard, then together, then adding the drums with rolls… until the song breaks with everyone together. A slow tempo verse with a lot of bass prominence and a chorus that follows this style. A much quieter subject than the previous ones, but that is appreciated.
It seems to me a success the voice Dino Jelusic, much more adjusted to the timbre than the album offers the chosen vocalist for the first part. That kind of half-broken, but deep voices, the genre is doing great.
Mothership is an instrumental song that begins with martial drums and orchestral melodies, where guitars play a secondary role. Just under two and a half minutes of melodies that, to follow the example of cinema, lead you to think that the Decepticons will attack. Just Before the Dawn, acts as a “ballad”, with an elevated prominence of the piano and a melodic voice, but torn that perfectly sets the despair of the story that narrates. In Hybrids, after some clean guitars, we moved on to a heavy riff and a half time that is more reminiscent of the progressive classic. Without great orchestral artifice, it becomes a solid and more traditional theme.
Hunted is an instrumental theme that returns to martial drums and orchestration that takes you to Total Challenge. Taking advantage of this base Michael displays his virtuosity to make multiple solos and riffs and end with a final part more “romantic”. Maschinenmensch starts with a single Michael running a riff, so the rest of the band join in to double bass drum rhythm. Half a dozen rhythm changes and riffs and solos before we reach minute two. The vocalist shines on the verses and fast bridges, to move to a slow, but catchy refrain, and return to the theme speed immediately. Instrumental section in which the guitarist exhibits his impressive know-how, as he does in all the themes of the album. This is the song I enjoyed the most on this listen. Fast parts, slow parts… nine minutes of delight with an epic ending.
Parasite is another classic progressive theme, with the orchestration a little higher and with the singer “playing” a little with lower tones that touch the guttural. Four and a half minutes of direct, fast and catchy theme. A hit. To finish the album we find another instrumental song, Brave New World, in which again the orchestration and cinematic touches of action film are the protagonists. It introduces a choir that gives it an “epic” touch and you can guess voices (feminine?) that accompany the melody. A cherry on the cake.
Text: Pablo Balaustrada