Marea nos presenta un trabajo conceptual inspirado en el verso que cantaba El Cabrero: Los potros del tiempo pasan, que nadie los puede parar, parece que no te alcanzan pero te dejan atrás, porque son de pura raza.
Es un disco que, por momentos, nos transporta a épocas de “El Perro Verde”, de “Despellejo” y de “La Luna Me Sabe a Poco”. Un disco que nos invita a disfrutar del camino hacia un fin inevitable.
El redondo empieza con “Otra Cicatriz”, con un Kutxi Romero maduro, pero en plena forma y brillando en una oda a las progenitoras que nos prepara para todo el sentimiento e introspección que se viene, cantando: “Vuelvo y volveré siempre por ti, mientras brote sangre del ombligo.”
Llega “Buena Muerte”, suena entonces un sutil riff de Kolibrí tirando de phaser en la guitarra que abre para que la banda al completo rompa con lo que sirvió de primer adelanto de este trabajo. Ya a estas alturas damos por hecho que el disco viene lleno de estribillos pegadizos. Y ya se entrevé también que estamos ante una obra conceptual.
“Se Acaba El Baile” sigue con la misma tónica. Luce aquí en puente y estribillo un órgano Hammond que pone el toque atmosférico a éste y otros temas y que, junto a los coros de Arantza Mendoza, nunca deberían faltar. Tras el primer estribillo llega el solo del maestro Kolibrí Díaz, con una instrumental digna de cualquier banda top de rock setentero.
Con pocos segundos de escucha de “Nuestra Fosa”, nos llega ese aroma a temón de esos que son imprescindibles en los repertorios. Un arpegio bucólico bajo un velo de reverb y chorus sirve de asiento al punteo inicial para situarnos en un contexto en el que la muerte viene dulcemente a por nosotros, desembocando en una progresión, ya con la instrumental al completo, que se queda grabada a fuego en la cabeza. Esas idas y vueltas MI-RE-DO y DO-RE-MI tan fandangueras como los potros del tiempo del Cabrero. Kutxi aprueba la difícil tarea de superarse a sí mismo en la tinta y el papel, con un libreto de poesías capaz de erizar la piel de cualquiera. Kolibrí sigue reinventándose a sí mismo en cada solo de guitarra, y en este tema deja el nivel cercano a cotas inalcanzables.
“Más me duele a mí” nos levanta de nuevo del sillón. Ese sonido a caballo entre Motörhead y Whitesnake, que tan bien logrado tiene la banda, te pega de lleno en las entrañas para que Kutxi busque de nuevo llegar a otro estribillo de los que se quedan, con ese quejío flamenco que sale de dentro y tan bien empasta justo ahí.
Con “Lo Habido”, ya descartamos la idea de volver al sillón. La intro llega con un crescendo de caja para entrar en ritmos cortados sobre los que cabalga un riff de escalas bajas de guitarras mano a mano entre César Ramallo y Kolibrí, junto a un Piñas al bajo que ruge en equilibrio de graves y armónicos. Este tema nos retrotrae a “Canaleros” e incluso a “Al Culo De Una Lombriz” con ese deje chulesco en las estrofas que perfectamente podría haber acompañado el gran Rosendo Mercado también aquí. Y es que se echan en falta esas colaboraciones ya míticas de los primeros trabajos. Es el único “pero” que un fan incondicional de toda la vida puede poner a este maravilloso álbum.
“Esta Puta Soledad” es de las canciones que pueden pasar a priori desapercibidas, aunque nuevamente, al llegar al verso, acabamos enganchados. De nuevo entra fácil y lo hace para quedarse en nosotros.
Empieza a sonar “Ceniciento” y a los fans de Angus Young y compañía se les ponen las orejas tiesas. Y es que los Marea no son más que un hijo bastardo de AC/DC, criado por Rosendo y Camarón. Yo que tú no me perdería el puente que da entrada al solo de guitarra, con un bombo y bajo a blancas dando la alerta de que se aproxima algo gordo.
“La Grillera” es para mi gusto el tema que menos novedad en cuanto a composición aporta al disco y que bien podría haber aparecido en “El Azogue”. Ese cencerro de Ayerdi acompañando a Kutxi al decir “Aquí me hallo, con porte de martillo”, debe ser una bendita casualidad. “El Más Sucio De Los Nombres”, regresa al característico cabalgar del bajo a corcheas, guitarras afiladas y una batería que llena de adornos los cambios, tirando de toms y ride. Quizá algún fan purista me quiera coser a collejas cuando diga que el estribillo es muy Forraje, pero es que me sale así y así lo disfruto.
Y esto se acaba, amiguitos. Pero claro, escuchamos “Te Voy A Decir La Verdad” con esos riffs intimistas sobre los que Kutxi nos empieza a confesar todo lo que lleva dentro, y uno piensa: “Aquí me quedo”. Un erizar la piel más no nos hará daño. Este tema tiene momentos en los solos con guitarras dobladas que suenan muy al Uoho de “La Ley Innata”. No cerraban un disco tan en alto desde “Que Se Joda El Viento”.
A sus veinticinco años de andadura, puede que tengamos entre las manos el mejor trabajo que ha hecho la banda navarra si nos atenemos a la combinación entre composición y producción. Se nota que Kolibrí lleva ya muchos palos dados tras el cristal del estudio. El sonido, el buscar el espacio a cada instrumento, la nitidez, los efectos en su justa medida… Sumados al ataque de creatividad que está sufriendo Kutxi, hacen de “Los Potros Del Tiempo” una delicia que seguro reclutará nuevos adeptos para la legión de fans de Marea.
Texto: José Villa