Llegó por fin la hora de un nuevo lanzamiento de nuestros queridos irreverentes sinvergüenzas favoritos, El Reno Renardo, que tras el recopilatorio Rarezas raras de 2020, viene con El mundo se va a la mierda bajo el brazo, recién salido del horno, y en Algo de rock hemos querido, como no puede ser de otra manera, analizar las nuevas pedradas satíricas que nos traen los vascos, advirtiendo que el disco vuelve a ser un cogotazo de los que sonroja el cogote y pellizca la cervical por un rato, como ya lo fuera Hostiopatía, (¡qué título más acertado) hace ya cuatro años. Ahora, personalmente, cierro el círculo en una reseña que tiene que ser especial para mí, caprichoso destino, que comencé precisamente mi andadura en esta gran familia de Algo de Rock, con mi primera reseña de aquél álbum.
Dicho esto, vamos ahora sí de lleno con el análisis del que es el séptimo LP de la banda. Abre el El Reno, El Feo y El Malo, clásica intro musical con tintes medievales, que da paso a la primera canción como tal, cuyo título es homónimo al del disco; empieza fuerte, con grandes dosis de guitarras heavy y ritmo de batería vertiginoso. Una letra brutal, que no deja a pollo con cabeza y en la que Jevo hace un barrido de las circunstancias mundiales más vergonzosas y problemáticas, cuestionando la moralidad y ética de los dirigentes, consumidores medios y el comportamiento de las personas en general. Básicamente una sublime exposición de los motivos de porqué el mundo, se nos va a la mierda.
La tercera canción supuso el adelanto del LP. Qué acertados están siempre a la hora de tomar decisiones, y es que menudo hit es esta canción, aunque sea Lo Puto Peor. Otra canción con fuerza, con un nivel musical altísimo, y cuya composición es el culmen de lo que es el Reno, comedia negra en estado puro. Ver el videoclip, por supuesto de la mano como siempre de Maldito Records, es una experiencia no solo muy divertida, sino también deliciosa y tremendamente satisfactoria. Repleto de guiños y de humor inteligente, una comedia de situaciones cotidianas que nos joden, mucho, el día. El estribillo, con su toquecito “comercial-popero”, lo vamos a cantar mucha peña en directo.
Spoilerman es una puta genialidad. El título lo dice todo, si eres cinéfilo y conoces el lado oscuro de los Reno, sabrás que no escuchar esta canción es la decisión más sensata; pero… ¿podrás resistirte a la tentación? Yo… no pude. ¡Y me los comí todos!
Los Puretas del Caribe se visten con su mejor traje de piratas, de pata de palo y barra de bar, para regalarnos otra maravillosa canción burlona y exquisita para el oído a la vez. Ah, y no le deis ron de garrafón, que les da mucho ardor, mejor que sea Barceló.
C.L.H.P.D, en cuanto empieces a escucharla, podrás descifrar enseguida sus siglas. Canción con aroma heavy clásico, que entra bien y es ácido al mismo tiempo, como un buen Cointreau. En esta pieza notaremos como el Jevo clava su colmillo al “cuñao” insoportable que suelta perlitas por la boca. ¿Habrá quien se sienta aludido?
Los Reno también saben darse ellos mismos cariño, y es que en Ojo cuidao, hacen un repaso de grandes himnos de su discografía y sacan pecho, siempre con su ácida dosis de sarcasmo y humor picante. Pero ojo cuidao, que justo a continuación viene una maravilla que podríamos considerar la continuación de C.L.H.P.D., cargada de las típicas afirmaciones que se ponen de moda y aunque no des crédito, suelta el personal totalmente enserio. Defensores fieles de Amancio Ortega, el “ni machismo ni feminismo” o el terraplanismo se dan cita en esta pieza en la que Nos comen los monguers.
Sonidos electrónicos oscuros y riffs pesados abren sueco, una gran instrumentación para una historia en la que los vascos nos cuentan un tedioso día en la famosa tienda de muebles sueca Ikea. Situaciones que toda persona que se precie ha vivido alguna vez y ha pensado lo mismo. Cosas del primer mundo.
La solitaria es la canción en la que no solo tiene humor en la letra, sino que en este caso la música también acompaña en este sentido, alejándose de la caña que acostumbra. Claro que este paréntesis musical duraría poco, tanto que en cuanto arranca los mamarrachos en el siguiente track, vuelven a peinarte para atrás como Bertín Osborne. Y hablando de personajes casposos que se sienten tan a gusto a la derecha tradicional, precisamente en este tema salen todos “escaldaos”. Así son los Reno, es lo que hay. Y vuestros padres, ¿son hermanos también?
Llegamos al tramo final de este paseo, gracioso para algunos, amargo para otros. La vida no es Disney; mucha gente se deja llevar por la apariencia tierna de ciertos animales, olvidándose de la perturbadora realidad de la vida en la naturaleza, de la vida salvaje y el instinto animal. No, esto no es Disney. Los malotes que van de postureo, que se apuntan a todas las modas y muestra una arrogancia como si hubiesen inventado algo: esta es tu canción, malote de postal.
Cuando escuches la siguiente canción, no vas a poder disimular la sonrisa en tu cara al comprobar que tu Madre te ha dado alguna vez algunos (o todos) de estos consejos, o algunas joyitas made in las madres. Tema lento, denso, con tinte y ambientación seria, pero te vas a descojonar con la letra. Perfecto para preparar el cuerpo para el gran final, como no puede ser de otra forma en los vascos, con su mix al final de cada LP.
Bobomix pone el broche final para terminar de mandar el mundo a la mierda. Un maravilloso repaso por grandes clásicos, con honores por supuesto y con una dosis de humor inteligente en la versión lírica, tremendas. Desde Leonard Cohen hasta Rainbow, pasando por el rítmico Scatman, o la caña heavy de Megadeth y Helloween. Todos se dan cita en un final perfecto para una de las bandas metal más originales del panorama. Amigos, no dejéis nunca de hacer vuestra música, que además de ser de calidad, alegráis el día a mucha gente. Nos ha salido algo larga la reseña, pero es que la ocasión lo merecía, ¿no creéis? Nos vemos en los bares y en los conciertos, si el mundo no se va, antes y definitivamente, a la mierda. Cierro el círculo.
Texto: Adrián Madueño Alarcón