“¿Qué se necesita para ser un cabeza de cartel?” Esta es una de las preguntas más interesantes que se escuchan, por no hablar de la de dónde se veía este grupo hacía cinco años (en el 2014 para ser más exactos).
El quinteto australiano de metalcore Parkway Drive realizó una emisión en streaming el pasado sábado 4 de abril a nivel mundial de su segundo y último documental, Viva the Underdogs. En este, además de los propios miembros del grupo y personal que les acompañan como son el road manager, técnicos, productores, etc. aparecen otros grandes como “CJ” McMahon de Thy Art is Murder o el presidente de la discográfica en la que están, Brett Gurewitz de Epitaph Records y guitarrista en Bad Religion; por no hablar del que destaca más en torno a esta historia, uno de los fundadores del Wacken Open Air, Thomas Jensen.
Pero, ¿por qué hay que tener en cuenta al fundador del WOA en este documental? ¿Por la frase de qué se necesita para estar en lo alto del cartel de un festival? Pues no, ya que este documental gira en torno a la confirmación de que estos chicos fueron confirmados para el XXX aniversario del mayor festival de metal del mundo y todo lo que ocurre gira en torno a este. Comenzando en la propia Alemania, tres meses y medio antes de la fecha de ese magno evento, comenzamos a ver cómo es esa producción desde sus propias entrañas: las máquinas de fuego, las plataformas elevadoras, el cuarteto de cuerda, la entrada al escenario al comienzo del concierto… En resumidas cuentas, podemos ver cómo es realmente un show que jamás habían realizado y que, como bien dicen, nunca habían hecho algo tan grande ni tan brutal. Pero eso no es lo único que se ve del interior de esta producción, toda moneda tiene dos caras, ya que también vemos el nivel de exigencia que se autoimponen porque viven por y para su público y eso implica, como llega a decir su vocalista Winston McCall cuando tuvieron un percance en su paso por Hollywood o, en época de festivales de verano, en el Resurrection Fest, hubiese fallos con las máquinas de pirotecnia en cuestiones de seguridad o que en el momento en el que arroja el coctel molotov y este no estalla (aunque luego finalizó diciendo que el público español es de lo mejor que hay por cómo vivieron el concierto dicho sea de paso); que no pueden permitirse ni el más mínimo fallo, todo debe salir a la perfección, no puede haber nada que no se haga bien o no esté en ese milímetro que debe estar.
Tras esa época de festivales de verano, 16 días antes de la fecha clave, volvieron a casa para un descanso y terminar de preparar ese “examen final”. Aunque Jia O’Connor (bajista del grupo) no pudo estar en condiciones plenas por tener una lesión en su pierna derecha por jugar al fútbol, el grupo seguiría adelante, ya que no sería la primera vez que uno de sus miembros sale a tocar con algún tipo de lesión. Todos ellos estaban como niños pequeños esperando la mañana del día de navidad para abrir sus regalos con sus familias en el propio festival para ver cómo, a base de esfuerzo y perseverancia, un grupo que hacía poco más de 15 años apenas llenaba grandes recintos y después se encontraba encabezando el festival de metal más grande del mundo, cosa de la que pueden presumir grandes de esta música como pueden ser Slayer, Judas Priest, King Diamond o Iron Maiden. Y comenzó esa explosión de concierto (de la que nos ponen parte de ella, incluyendo cuando la madre de Jia lo saca en la silla de ruedas y cumple su sueño de hacer por primera vez en su vida crowdsurfing).
Entonces, volvemos a la pregunta del inicio, ¿qué se necesita para ser un cabeza de cartel de un festival? Muy sencillo, y lo dice el propio Thomas Jensen: ganárselo a pulso y demostrar que eres digno de serlo. Y este grupo, con el paso del tiempo, se lo ha ganado, pero no solo con respecto al Wacken, sino como con el resto de festivales que aparecen en el documental: Full Force, Bloodstock, Resurrection y muchos más.
Entonces, la conclusión de todo esto, es que los pequeños, los que en su día eran los infravalorados, los que en su día nadie daba un duro por ellos, los que se partían la cara una y otra vez para seguir escalando la montaña, los underdogs, pueden llegar a la cima a base de esfuerzo y constancia. Como bien reza el nombre del documental, viva the underdogs.
POR: GUILLE SÁNCHEZ