Señor José Luis Campuzano (no mencionaré su conocido apodo porque ni eso se merece desde mi punto de vista), soy colaborador en uno de los muchos medios que, al igual que muchas bandas, salas y demás colectivos, firmó el conocido manifiesto Rock Contra el Fascismo, y lo digo a mucha honra. Pero detrás también están no sólo mis compañeras y compañeros del medio, sino también el resto de compañeros y compañeras del gremio que pertenecen a otros. Esto se lo digo porque, como ya decidió calificar a un gran grupo como “un grupillo de tercera”, no sé cómo decidirá denominarnos a esas otras personas que también estamos pero que pasamos desapercibidos (que tampoco me voy a quejar demasiado si me dejan tranquilo, para que nos vamos a engañar). Obviamente no tendrá ni idea de quién soy, pero soy uno de esos “comunistas de la hoz y el Martini” como decía pero, al igual que le dijo Fernando Madina, a mí tampoco me gusta el Martini. Sí, aún tengo que vivir con mi madre y con mi padre, pero porque debido a la situación laboral cuesta mucho encontrar un empleo decente y por ello me veo opositando para conseguir una cierta estabilidad, como le ocurre a una gran parte de la población de este país en un espectro de edades muy amplio. No seguiré entrando en banalidades personales irrelevantes.
A lo que quiero llegar con este texto es que, sinceramente, creo que si su yo del pasado viese al actual, viendo como una diputada del partido ultraderechista que defiende a día de hoy le confirma su asistencia al concierto que estaba programado con Obús, creo que la situación no acabaría muy bien (o al menos eso quiero pensar). Y esto lo digo porque, cuando nace el hard rock y el heavy metal en nuestro “glorioso” país, se supone que nosotros éramos ese grupo de indiferentes e incomprendidos (de hecho lo seguimos siendo) que debía de correr para librarse de las palizas de los pijos fascistas por el mero hecho de vestir diferente y tener el pelo largo. Ahora los defensores de esas palizas son los que, públicamente, están anunciando que van a ir a su concierto y que están en contra de ese supuesto boicot que se ha promovido. Como suele ocurrir en muchas veces con la gente de la ultraderecha, creo que no llegaron a leer de manera correcta dicho comunicado, así que intentaré dejárselo más claro aquí: no se llama al boicot, solo se dice que se está en contra de defender y normalizar discursos que van en contra de los propios valores democráticos y constitucionales que supuestamente defienden.
Sinceramente, le pediría encarecidamente (supongo que al igual que otras muchas personas) que dejase las redes sociales, son un arma peligrosa y, desde luego, en sus manos ha quedado patente que lo son mucho, creo que nos haría un favor a mucha gente. En el tema de seguir aprovechándose del pasado para seguir tirando no voy a entrar, no es el asunto a tratar, pero si le recomiendo un retiro a uno de esos parajes donde no hay cobertura ni conexión a internet para no seguir llenando de toxicidad el mundo que mucha gente amamos: el del hard rock y el heavy metal. Ya lo mencionaba anteriormente, en un primer momento no había sitio para ese tipo de discursos, incluso se condenaban, y eso debe de continuar.