Los madrileños Ŝober volvían a Málaga dentro de la primera etapa de su “Elegía Tour”, para esta vez como ya hicieron en su anterior gira se hicieron acompañar de Contrabanda, y ahora también de Bon Vivant.
Con puntualidad salían a escena Contrabanda, con una sala París 15 aún a media capacidad presentaban en directo su último trabajo “Ingrávido”, la verdad es que para abrir un bolo como este, con tan poco tiempo, demostraron tener mucha energía, Javi su cantante no paraba de moverse, de bailar, de hacer arrumacos a sus compañeros. Temas de su último trabajo como “La Señal”, “Berlín” o “El círculo se cierra” se mezclaron con temas más antiguos como “Todo Acabó” y “Miedo”. Una pena que Javi tuviese un problema con la petaca de su microfonía inalámbrica, que creo no se pudo acabar arreglando terminando su actuación como pudo, que fue por todo lo alto.
Tras una breve pausa salían a escena los madrileños Bon Vivant, banda que se mueve a la perfección entre el Hard Rock, pasando por el Glam. También se encuentran presentando nuevo disco titulado “Supernova”. Fuerza, pegada, no les falta, son un auténtico derroche de personalidad. Basaron su repertorio con su nuevo disco así que temas como el que da nombre al disco o “El Fuego es nuestro”. Un momento cálido fue su balada “Gritarle al mar” con la que el público vibró bastante. La actitud de toda la banda con un Charly (voz) al frente es algo a reseñar.
Pasaron de 15 a 20 minutos mientras el equipo de Sôber preparaba el escenario para la descarga que se venía encima. hablar hoy en día de los madrileños es hacerlo de una de las bandas con mejor directo a nivel nacional, la fuerza, potencia que despliegan es simplemente una apisonadora. Columnas con luces led, una batería transparente de una belleza sin igual empezaban a deslumbrar, sonaban los primeros acordes de “Mi Heroína”, ya no había vuelta atrás, nos iban a pasar por encima. nada más terminar esta canción Jorge Escobedo se puso delante del micrófono para contarnos que su hermano Carlos estaba haciendo un gran esfuerzo pues estaba actuando con un fuerte golpe en una costilla, que luego se encargaría el mismo Carlos de explicar que fue con Txus de Mago de Oz en un escenario. “ horas y cuarto estuvieron sobre el escenario haciendo un set list casi perfecto a lo largo de toda su carrera. “Elegía” era el siguiente tema para dar paso a “Vulcano”. Es hora de decir que Manu Reyes esa noche se portó como lo que es, un batería excepcional, quizás porque estaba presente su familia, se marcó un concierto perfecto, con solo final de batería de la vieja escuela.
El concierto seguía con “Blancanieves” de su disco Letargo. Las canciones iban cayendo, Sôber pero que muy agusto sobre el escenario, el público totalmente entregado a un show descomunal. Carlos Escobedo siempre perfecto, nombró uno a uno a compañeros, técnicos, gente de su equipo, detallazo. Con “Máscara de Hierro” el público se entregó ya a la orgía metalera que estaba sonando y nos estaba superando por momentos.
Un momento de la noche fue cuando quisieron dedicar “La Araña” al público pero un fallo en la batería hizo que guitarras y bajo se marcasen una Jam que como el mismo Carlos dijo se lo pasaron de puta madre haciéndolo.
Tras una hora de repente se oscurece, y boom, Carlos Escobedo aparece entre el público para cantar “Estrella Polar”, ni que decir la que se formó a su alrededor, mientras su equipo preparaba sobre el escenario un pequeño set de batería con caja y plato y tres sillas, volvió a salir la banda al completo para marcarse un set donde tocaron “Eclipse” y “La Escalera”, este fue uno de los momentos más íntimos de toda la noche.
A continuación se marcaron un medley con el disco de Morfología, así tocaron partes sin respiro de “Abstinencia”, “Caída Libre”, “Condenados”, “Qué hice mal” y por supuesto “Loco”, que como siempre, el público se volvió tal y como la banda quiere que lo haga loco. Este como no lo alargaron, porque ellos mismos le iban diciendo al público si quería otra vuelta y claro preguntar eso es liarla.
Se apreciaba que el concierto iba llegando a su fin, pero no sin homenajear a ese disco que Sôber siempre dice que cambió su vida, “Paradysso”, con “Arrepentido” público y grupo se mimetizaron en uno solo, mucho sentimiento, caras de una felicidad suprema en toda la gente, que no pararon de cantar en ningún momento. Llegó el momento de “Naúfrago” de su disco Superbia, donde Carlos Escobedo pidió al público encendieran las luces de sus móviles para crear un ambiente intimista que la verdad fue apoteósico. Llegó el final, sonaron los acordes de “10 Años”, la banda se entregó de cuerpo y alma para ponernos a los presentes con una felicidad supina.
Definitivamente Sôber ahora mismo es de esas bandas que tienes que ver al menos una vez en tu vida, dejándote llevar por los sentimientos que afloran con cada gesto, cada riff, cada golpe de batería y cada palabra de Carlos Escobedo.
Texto y fotos: Luis M. Valdivia