Era una de esas noches en las que, a pesar de ser viernes, no te apetece ni salir. Sería el cansancio acumulado de la semana, sería el frío… y es que realmente hacía mucho frío, e ir hasta Oviedo, donde haría aún más, costaba. Por eso, salí hacia allí en cuanto terminaron mis obligaciones, si no ya sabéis lo que ocurre y terminas toda la noche tirada en el sofá.
Lo que no imaginaba es que, poco antes de comenzar el bolo, la sala La Salvaje ya estuviera prácticamente llena.
Con un precio de entrada casi simbólico, bajamos las escaleras de La Salvaje (ay, vaya escaleras, más de una vez pensaba que me caería) y poco después, aunque más tarde de lo anunciado, comenzaba a tocar el primer grupo, Molante. A estos no los conocía, así que previamente había preguntado a mi amiga qué hacían:
– Versiones punk – me dijo.
“Bien”, pensé.
Tras dos canciones con algún problema de sonido (realmente durante el primer tema la guitarra sonaba excesivamente baja), aquello comenzó a sonar bien, y la peña empezó a animarse cada vez más. El público estaba entregadisimo. También tengo que decir que yo, personalmente, y a pesar de que me lo pasé genial, no conseguí identificar ningún tema. Llamadme rara. Eso sí, lo que sí conseguí fue que me pitaran los oídos durante dos días.
Tras ellos, la banda a la que quería ver: Servet. Ellos hacen un punk rock tal vez un poco diferente del que estamos acostumbrados. Al principio me sonaba un poco raro ese contraste entre el tipo de música y la voz de su cantante, pero simplemente es porque no es lo que se suele escuchar. Pero a medida que aquello avanzaba, más me gustaba.
Servet es una banda que cuanto más escuchas, más te engancha. Era como ir a los míticos grupos de punk rock que siempre te han gustado pero con una voz que a veces me llegaba a recordar a la de Omar, cantante de At the Drive In y Mars Volta. Llamadme loca esta vez. Tanto la música como su energía y buen rollo nos contagiaron a todos, y ya al final nos cautivaron aún más al terminar con una versión de los míticos y adorados Dag Nasty.
En definitiva, una gran noche pasada por agua, por frío y hasta por granizo, donde ambas bandas pusieron el toque cálido y nos hicieron olvidar lo que ocurría al otro lado de la escalera.
Fotos
Crónica y fotos: Mamen Rodríguez