Entro por la puerta y ya están los organizadores tirando regalos desde el escenario, y en menos de lo que tardo en conseguir una caña en la barra; zas! ya están los Lethargus dando caña. Conocí a este grupo cuando llegó a mis manos el proyecto Artabans Redemption; y entre una serie de músicos de alto nivel me puse a investigar a la teclista y su banda que desconocía. Para cuando sacaron su segundo trabajo ya estaba enchufadisimo.
Primera vez que los disfrutaba en directo. Con un sonido sólido, contundente y bien ensayado y sincronizado. Cesar a las voces tiene el carisma para meterse a la gente en el bolsillo, y moverse por el escenario sin fallar una nota mientras se echa unos bailes. La base rítmica está espectacular, y Miguel y Juanjo ¿(vestido de empleado de funeraria?) hacen una dupla espectacular a las guitarras. El concierto que más disfruté de la noche. Una pena que “A vida o muerte”, tema que más enganchó a la gente, no lo tocasen el último, sino el penúltimo… podían haber acabado en todo lo alto.
El siguiente plato era Blast Wave y se notaba que jugaban en casa. Llegó más gente y se adelantaron a las primeras filas para disfrutar del show. A estos ya les he visto un par de veces y la verdad es que no defraudan. Tienen en su punto fuerte la eficacia de la voz de Jon, que hace un despliegue de agudos que hacen las delicias de los power metaleros más clásicos.
Disfrutamos de un set list muy cañero, que peco un poco de plano, por ser muchos temas muy similares rítmicamente. Pero vamos, los que conocían los temas al dedillo disfrutaron como enanos cantando con la banda. Anunciaron un disco nuevo en breve, y de hecho estrenaron un tema en ese mismo momento.
Un punto muy positivo de esta banda es lo trabajado que tiene el directo. Sin pistas ni apoyos pregrabados hacen alarde de un montón de arreglos y coros muy trabajados que funcionan a la perfección. Una delicia disfrutar de unos músicos así en directo.
El plato fuerte eran los alemanes Serious Black. En origen con el guitarrista Roland Grapow en sus filas, sacaron un primer disco bastante powermetalero. Ya sin él, pero continuando con una formación de conocidos del mundillo, sacaron un segundo bastante decente. A partir de ahí han sacado otros dos trabajos donde el powermetal se ha diluido para convertirse en un heavy muy melódico en la onda de Visions of Atlantis o Epica.
Salieron a escena con un sonido mucho más contundente que los grupos anteriores. Y disfrutamos de unos primeros temas en esta onda muy melódica, que la audiencia disfrutó. Sin embargo, las guitarras fueron desapareciendo, y lo que llegaba a la audiencia eran los teclados pregrabados, la batería y un bajo con un volumen desmedido.
Pude apreciar en varias ocasiones como Dominik se esmeraba en un solo que… no podíamos oír. Repasaron los clásicos de la banda, se marcaron una cover del Keep on Rockin’ in the Free World de Neil Young con sus consignas pacifistas previas, e hicieron una balada con piano como protagonista que llegó al corazón de los más sensibles.
Lamentablemente, el hándicap del sonido hizo que se me hiciera largo y ya el último tercio del show se me hiciese prescindible.
Como todo el mundo sabe; después de los conciertos las múltiples actividades y concursos de la Heavy Jaia con sus playbacks (como me reí), y el mejor de los ambientes metaleros.
Mi enhorabuena y mis respetos a los organizadores, por cierto, que son de esos valientes que han capeado la pandemia y siguen ahí, ya con relevo generacional, ofreciendo un espectáculo de calidad año tras año. Espero veros el año que viene.
Texto y fotos: Pablo Balaustrada