Una gran fiesta, tal como reza el título que hemos encabezado la crónica, es la que vivimos el pasado sábado en la sala París 15 durante dos maravillosas horas. Y es que menudo fin de semana metalero de la más alta calidad el que hemos tenido en la Costa del Sol. El viernes nos visitaban Tierra Santa en la sala Trinchera, nuestro refugio sonoro de referencia. Tremendo derroche sónico y setlist dulce para nuestro deleite por parte de los riojanos. Y ya en la jornada del sábado nos visitaban los esperados gaditanos por primera vez en la París 15. Algo de Rock hemos podido estar presente en ambas citas. Qué suerte la nuestra, oiga. El concierto, tal y como ha dispuesto y planteado la gira los buenos de Saurom, prometía ser de muchos quilates. Además, personalmente no había tenido la ocasión de verlos aún en directo, por lo que las ganas se multiplicaban.
Ya en la antesala del inicio de la actuación se percibía en el ambiente las ganas de vivir el concierto, nos fuimos reuniendo frente al escenario y a la pantalla luminosa que sería clave en el show desde el punto de vista escénico. Ya empezó a sonar la intro, esa de tema grande que todos sabían ya de cuál se trataba, de una épica a tener en cuenta y así fueron saliendo poco a poco cada uno de los miembros de la banda gaditana entre alabanzas, desatándose así el jolgorio y el júbilo del respetable, que no se podía contener y enseguida empezó a botar de lo lindo cuando, todos ya sobre las tablas, comenzaron a tocar El monte de las ánimas. Ejecución impecable y sonido arrollador, igualmente brillante desde la mesa de mandos. Hemos de reconocer que nuestras dos salas con más actividad de conciertos, anteriormente mencionadas, nos tienen acostumbrados a unos sonidos tremendos, siempre cumpliendo con lo que pide cada estilo musical y cada grupo particularmente.
Con el público ya encendido y entregado, podríamos estar escuchando a Saurom hasta el Amanecer, y regar los campos de plena felicidad mientras nos preguntamos, igual que la Luna llena, de quién se enamoró La hija de las estrellas. Con esta carta de presentación aterrizaban unos polivalentes músicos que lo tocan todo y todo lo tocan bien. Durante el desarrollo del concierto seríamos testigos del gran repaso a la discografía que nos traen en La Caja de Música, una maravillosa selección que completa un setlist cargado de grandes temas, desde fiesteros a personales. Momento más céltico con La Leyenda de Gambrinus, y Músico de calle, otro de los himnos juglares por antonomasia y en clave de Sol. Y para no parar de bailar y mover el esqueleto, que mejor que rodar todos juntos con El queso rodante, rodar lo justo para llegar a la Noche de Halloween, otro clásico.
Estaba llegando el momento sentimental y personal de la velada, con una tirada conmovedora compuesta por temas como soñando contigo, 3,2,1… ¡La Tierra!, Cuando nadie nos ve, Vida o Memorias de un héroe; no sin antes recordarnos la importancia de decirle al prójimo dos cosas: Vive, y ¡salta! Y momento para una de las antiguas, los JuglarMetal nos traían La Batalla Con los Cueros de Vino mientras desde el escenario llovían globos gigantes que hizo que el respetable se divirtiera y se “despistara” de la música durante unos minutos. También hubo tiempo para felicitar a un cumpleañero y “regalarle” un pogo juglar de los que tanto nos gusta.
Durante aquel paseo sin retorno, nos encontramos mientras gozábamos a Lazarillo de Tormes, que nos contó su historia y acompañamos a La musa y el espíritu al Carnaval del Diablo y allí todos juntos nos pusimos a gritar y hacer el mal, a base de saltos y bailes juglares, como no podía ser de otra forma. La recta final nos llevó al Círculo juglar, para seguir con el clímax juerguista en La fiesta de la cerveza en La taberna. Todos habíamos dejado en la pista lo que llevábamos dentro y parecía que, muy a nuestro pesar, se nos acabó este gran show. No obstante, nosotros pusimos de nuestra parte pidiendo otra, no queríamos irnos, y la banda nos sorprendió regalándonos La Posada del Poney Pisador como bonus track inesperado para el disfrute de todos los presentes. No queremos dejar de agradecer a Saurom por la impresionante puesta en escena y la complicidad para con el público malagueño. La pantalla fue acompañando en todo momento las canciones con animaciones que daban empaque a la pieza. Fue una noche mágica en la que la fiesta de la cerveza y de los juglares nos unió para siempre a Saurom y Málaga. Gracias.
Texto y fotos: Adrián Madueño Alarcón