La Sala 0 del Palacio de la Prensa en Callao, Madrid, nos acogía en un espacio de tamaño medio pero bien aprovechado, bien organizado y, por tanto, bien seguro. El previo que le esperaba al asistente nada más entrar era un termómetro apuntándote a la cabeza en la puerta, una butaca asignada en la pista y, por supuesto, una mascarilla que amortiguaría sus prometidos gritos metaleros.
Pues bien, dicho esto, no hubo trozo de tela que acallara el gran ambiente que inundaba el local. A pesar de estar sentados y separados, el sonidazo de Endernity logró que el respetable lo diera todo sin levantar el culo del asiento.
El setlist que trajo la banda no daba un respiro. Los temas se sucedían uno tras otro sin bajar un decibelio o un punto de distorsión a las guitarras (entre ellos “It’s raining again”, tema completamente nuevo y nunca tocado en directo hasta la fecha). Manu Hernández, vocalista y guitarra del conjunto, hablaba para agradecer la voluntad del público por personarse en el lugar a pesar de los tiempos que corren. También para introducir a los invitados especiales, de los que hablaré a continuación. Pero, quitando esas ocasiones y cuando quería azuzar al público a dar lo mejor de sí, quienes hablaban eran los amplis, la batería, los altavoces… en una colección de canciones bien elegidas para que el ritmo no decayera en ningún momento de la velada.
Como decía, he de hacer mención especial de los tres invitados que tuvo el recital, porque esos momentos fueron highlights de la noche. La banda cedió el micro al vocalista Sam Gómez durante uno de los temas del repertorio. Este tema, el más calmado del setlist, es “I dream that I can fly”, de su último álbum Disrupted innocence, y se trata de una canción dedicada a las personas con movilidad reducida. Cuyos versos, entonados por Gómez, calaron en el público y en una servidora. No fue menos la aparición de los siguientes músicos invitados: David Ramos (Vita Imana, Skunk D.F., 13 Monos) a la guitarra y Edu Brenes a la batería. Ambos artistas subieron a las tablas para tocar, junto a Endernity, “The evil that men do“.
En definitiva, las cerca de dos horas de concierto se convirtieron en un rato en que olvidarse de cómo están las cosas y de ver un paso más cerca el poder volver a disfrutar de la música en directo como lo hacíamos antes. También, importante dejar mi testimonio de que, como reza el hashtag, la cultura es segura y en “espectáculos de butaca” como estos, se aprecia muy claramente. Por esto, me gustaría animar a quien nos lea a dejarse caer por estos eventos y disfrutar de nuestro buenísimo rock/metal nacional.
Crónica y fotos: Fiorella Vicente Avellaneda