Aún estoy intentando digerir lo ocurrido anoche en la sala Sir Laurens. Para mí fue una mezcla entre algo que esperaba desde hace mucho tiempo y un expediente X ( por razones que no vienen al caso).
Lunes. Sí, lunes. Regalazo que nos hicieron los del HFMN a Oviedo al ser la única ciudad de la península en la que tocaban ambos grupos juntos. Y vaya dos grupos: Moscow Death Brigade y The Rumjacks. Casi nada.
Aún muchos no estábamos recuperados del fin de semana y nos plantan esto en lunes, pero claro, imposible faltar a esta maravillosa cita.
Por supuesto, las noches en la Sir Laurens siempre comienzan con la previa, aunque en este caso la previa fuera muy corta ya que muchos teníamos obligaciones y llegamos casi a lo justo.
Aproximadamente unos 10 minutos pasadas las 20:30, comenzaban a tocar el torbellino ruso llamado Moscow Death Brigade, algo que, tras varias cancelaciones a causa de la pandemia llevábamos esperando un par de años. Y la espera mereció la pena, vamos que si la mereció. La banda con toda la energía que los caracteriza, el público totalmente entusiasmado y una sala casi a tope a pesar del día en el que se celebraba hicieron que la banda de punk- hardcore-rap, con sus máscaras y sus discursos antifascistas se llevasen a todos de calle. A resaltar el momentazo “Feed the Crocodiles”, con su característico invitado en disfraz de cocodrilo, e incluso casi al final la colchoneta de playa con forma de cocodrilo volando por la sala mientras sonaba su “Crocodile Style”. Momentos para recordar, los moscovitas nos dieron una hora aproximada de diversión y felicidad a partes iguales.
Tras ellos, los australianos The Rumjacks pusieron la guinda al pastel. Para ser sincera, tengo que decir que en un principio tenía más ganas de ver a MDB que a ellos pero, tal y como empezaron a tocar, perdí la noción del tiempo. No sabría cómo expresar lo que me hicieron sentir. Su punk rock céltico me llegó al corazón desde los primeros compases, las primeras risas, los primeros bailes…
Venían presentando su nuevo disco “Brass for gold” pero nos dieron mucho más que eso. Nos dieron fiesta, nos dieron alegría y nos dieron una complicidad con el público que iba más allá de la música, aunque fuese eso lo que nos había reunido a todos. Unos 20 temas que nos supieron a poco, a pesar de los dos bises (uno en acústico y el otro de nuevo con toda la banda), un set list construido a la perfección que nos hizo vibrar durante toda la noche. Desde aquí sólo puedo decir una cosa: GRACIAS. Así, en mayúsculas.
Crónica y fotos: Mamen Rodríguez