Ya sabemos todo el mundo que la pandemia ha servido para que todos los grupos de música se hayan encerrado en sus locales de ensayo o estudios para empezar a preparar nuevo material con el que volver con las pilas cargadas una vez que se levantase el veto. Hubo grupos que ese proceso de creación lo empezaron incluso antes de ese negro periodo, como es el caso de los sevillanos Beheading Samsara, que tres años después de su debut, han lanzado su primer LP: Eternal Autumn.
El cuarteto de death metal progresivo ha vuelto a confiar en Absolomb Studios para todo el proceso de producción y mezcla del disco, acompañado por las ilustraciones de Miguel Núñez Gutiérrez con la que se demuestra, una vez más, que no se necesita algo excesivamente recargado para plantear las ideas principales de lo que se quiere plasmar en los sonidos y la historia a contar.
El concepto gira en torno al primer viaje a una ciudad (Sevilla, obviamente), a la que se llega en bus, de la que no se tiene ningún tipo de conocimiento de sus lugares ni sus gentes, todo ello sin dejar de lado los temas también más sociales como pueden ser el medio ambiente, la violencia de género o incluso la introspección sobre momentos duros que afrontar.
Lo que podemos sacar en claro de lo que son las líneas instrumentales de este disco respecto a Black Cloud Masses es el enorme salto que han pegado los cuatro. Sin duda alguna se nota que se han tomado su tiempo para madurar, meditar y sopesar cómo iban a ser las composiciones para crear este disco conceptual, algo que es bastante complicado de hacer. Podría decirse que es como la buena cocina de una abuela o una madre: hecho poco a poco y a fuego lento con el cariño para tener ese resultado óptimo que quieren lograr.
Volviendo a lo lírico, hay algo que sigue siendo recurrente con lo anterior: no hay una voz principal en este grupo, ya que tanto Guille, Dani y Henry se alternan esa labor en función del registro y lo que se quiera expresar en el momento adecuado y sacarle el máximo jugo posible.
A rasgos generales, la autoproducción de un disco, en los tiempos que están corriendo, es una apuesta muy arriesgada por los resultados que puedan darse, pero es algo que parece que es evidente que van con todo para seguir creciendo. Si a eso se le suma que, ese tiempo de creación lo juntan con esos sonidos que pasan desde el black al funk sin dejar de lado su seña de identidad del progresivo, hacen que sea un disco realmente interesante de escuchar más de una vez para poder apreciar todos y cada uno de los matices que se encuentran en su interior.