Este pasado viernes 14, no fue un viernes cualquiera, fue un viernes de aplanador rock. La banda Argentina, Divididos se presentó en Málaga encendiendo a más de 1000 personas que vibraron con la misma pasión con la que lo hicieron los más de 45 mil fanáticos de su último concierto en el estadio Vélez Sarsfield en su tierra natal.
La banda fue fundada en 1988 por Ricardo Mollo y Diego Arnedo. Hoy junto a Catriel Ciavarella en batería, forman un power trío siendo una de las bandas más trascendentes del rock nacional Argentino. Sin más preámbulos, la crónica de este viernes, comienza así.
La noche ya estaba calurosa, densa y húmeda antes de que comience el show. La luz iba y venía, como si los instrumentos musicales en el escenario, absorbieran toda la energía para lo que estaba por venir. La gente coreaba cánticos ansiosos clamando por rock mientras la temperatura seguía subiendo sin parar.
La sala se oscurece y en una voz en off, se escucha la voz de Ricardo Mollo entonando el Himno Nacional Argentino. El público se encontraba empapado, pero ya era confuso de disuadir si era el clima del ambiente o la emoción.
Entre las sombras y envuelto en una densa neblina, aparece Ricardo Mollo y su guitarra donde lo vestía como una escarapela en forma de banda, su correa celeste y blanca, con un con un brillante sol. Las cuerdas comienzan a sonar, y el eléctrico riff sentencia el comienzo del show.
Diego aparece en escena y se hace escuchar con sus primeros acordes en su vibrante bajo. Mientras tanto Catriel y su empoderado uno y uno de bombo y redoblante lo acompaña al compás marcando el paso de lo que vendrá. Y es ahí, en ese instante, cuando este trío se ensambla y explota la París 15, este viernes a las diez, con la primera canción del encuentro, “Paisano de Hurlingham”.
Sin dar lugar a que el tiempo corra, comienza a sonar “Sábado”, luego se suma el explosivo “38”, para ponerlos a todos a poguear. Eran unos cientos pero hacían sentir su frenesí como un estadio.
Transcurren las canciones y llega “Casi estatua” para seguir escalando un poco más arriba, tan arriba que se escucha a Mollo decir “como esas noches de cemento, hace años no lo sentía” (mítico lugar de conciertos en Buenos Aires, donde la banda comenzó a tocar hace unos 22 años atrás, casi con la misma cantidad de público que esa noche) haciendo alusión a la atmósfera del lugar.
Los acordes de regué revelan que lo que se viene es “Que ves?”, uno de los temas más exitosos de su disco “La era de la boludez”, hasta ir llegando al popurrí que nos esperaba de “Azulejo/ Que tal y La rubia tarada”, herencia que sigue viva de SUMO banda liderada por el músico Luca Prodan, a la que pertenecieron Ricardo Mollo y Diego Arnedo.
Emocionando a todos y poniéndole calma al mar de gente, aparece “Spaghetti del rock”, “Como un cuento” y “Par mil” en este sereno mood acústico.
Para concluir este fragmento se escucha una canción del músico folklorista Argentino, Atahualpa Yupanqui, en una brillante versión del “Arriero” fusionada en un blues rock. Suena “Salir a comprar” volviendo a encender los motores y el público no tarda en seguirles el ritmo.
La noche continúa, la multitud no deja cantar efusivamente cada tema que suena, y luego de escucharse un agradecimiento del público, Mollo lo hace mutuamente con un gesto abriendo los brazos , y dice -“Era necesario volver”.
Los éxitos del power trio no dejan de sonar uno tras otro como “Cielito lindo” hasta que llega “Rasputín” al encuentro, seguido de “Ala delta” como uno de los últimos temas para cerrar su festejo de 35 años de trayectoria.
Y como dirían en una de sus canciones, fue una vibrante noche, fue “Como un cuento, de una historia más, de almas enamorando el final”. Hasta el final.
No quiero terminar mi crónica, sin dejar por aquí, el agradecimiento a mi colega Lucas Britez por haber hecho posible nuestro paso por esa única noche de la París 15.
Texto y fotos: Vanesa Cabral
@vanechivil
@vanecabral.fotografa