Pues toca escribir sobre lo que vivimos el pasado día 3 en la Salamandra de L’Hospitalet.
Black Flag, mítica banda hardcore que lleva en activo más de cuatro décadas. Vinieron, embarcados en una gira en la que les acompaña otra banda hardcore punk, Total Chaos que también gozan de un amplio recorrido y una bien merecida fama de banda con un directo apabullante.
Minutos escasos más allá de las 20:30 se presentaban ante el respetable, Total Chaos. Enfundados en sus característicos uniformes que todos tenemos en la cabeza cuando pensamos en el punk californiano, dispararon de inicio “War is a Racket”.
Rob Chaos ya nos advertía de inicio que no estaban para bromas. A continuación, llegaría “Babylon” siguiendo la estela borrica y sin concesiones, mientras el respetable iba poco a poco llenando la sala. Para cuando ejecutaron “Squatters Song”, el ambiente ya era el apropiado, caldeado y cabreado, para disfrutar de un incendio sonoro como el de los chicos de Pomona.
El gélido ambiente exterior, era totalmente contrapuesto a la fiesta reivindicativa y hardcoreta a la que nos habían invitado estos muchachos, unos máquinas por otro lado a la hora de dar espectáculo.
Rob Chaos se dirigió en varias ocasiones al respetable, indicando su compromiso y su lucha al margen del sistema, antes de soltar a las fieras con la devastadora “Police Rat” donde se nos interpeló directamente a expresarnos en contra del sistema capitalista y la brutalidad policial.
Es esta una banda con una entrega espectacular. Te meten enseguida en la rueda y hacen que te lo pases como un indio. Tienes la sensación de estar viviendo algo grande y aunque el reto de telonear a unas leyendas como Black Flag siempre es mayúsculo, cumplieron con creces cualquier expectativa previa. El guitarra, Shawn Mash es un verdadero martillo pilón a las seis cuerdas y realmente hace cosas a nivel técnico al alcance de no mucha gente. Y en el apartado show sus otros dos secuaces, cantante y bajista, iban haciendo las delicias del respetable, con chanzas a la hora de presentar los temas.
La actuación alcanzaría su punto más alto con los primeros acordes de “Street Punx “y la llamada del batería a sumarse a la fiesta popular en forma de pogo multitudinario. Me llamó poderosamente la atención el respeto general y el interés que mostró el bajista en que se ayudase a los caídos para que no sufriesen ningún percance serio. Humanidad que se lleva mi respeto para los restos.
La cerecita del pastel la puso el cantante, Rob Chaos, cuando anunció la llegada del penúltimo cañonazo “ Toxic Fallout” cuando justo se clavaba la hora exacta al comienzo del show. El batería, con su perfecto manejo del castellano, intervino para los agradecimientos y parabienes varios al respetable, en comunión absoluta. Para cuando aquello terminó con “Riot City “ , el que escribe tenía la sensación de haber asistido a una actuación que rozó la excelencia.
A continuación, Black Flag. Bien. Hagamos un inciso. Vaya por delante del infinito respeto musical que les profeso. Hablamos de una formación que en sí misma es una deliciosa anomalía. Virtuosos, extraños, originales, innovadores, valientes. Rompedores en cualquier aproximación las constantes del punk. Letras profundas, sonido peculiar, veganismo, muchas de estas peculiaridades culpa del miembro Greg Ginn. Pero todo este brillo tiene su reverso oscuro. Se hizo muy raro no poder ejercer nuestro trabajo, por expreso deseo de los californianos. Ningún fotógrafo pudo hacer su trabajo, lo cual unido, a que tardaron una enormidad en comenzar el bolo, enfriaron un ambiente que Total Chaos habían dejado en todo lo alto. Actitudes de divo. Cuando eres joven crees que eso forma parte de ser un rock Star, pero a estas alturas, las lentejuelas ya no me engañan.
Sobre las 21:50 con casi media hora de retraso, y con una interminable “ Cant decide”, el batería y el bajista nos daban la bienvenida, con el otro dúo de la banda un poco al margen de la jugada, para al final hacer acto de presencia, dando el pistoletazo de salida al show.
Fueron haciendo un repaso a su trayectoria, pero el grueso del setlist se centró en su disco más conocido Damaged del 81, uno de los más importantes e influyentes dentro del género. “ Nervous Breakdown” y “ No Values”, sonaron a continuación esta vez sin introducciones virtuosas de espaldas al público, y sobre todo sin presentaciones eternas de los temas. El vocalista, Mike Vallely estuvo por su labor, demostrando oficio, a excepción de la expulsión de dos espontáneos que accedieron al escenario. El resto del concierto no tuvo más incidentes de ninguna índole.
Tras “ I’ve Had It” y una potente “ Annihilate this Week” , aprovecharon la sinergia generada y desataron hostilidades con una rabiosa “ Fix Me” a la que siguió la muy coreada “ Gimmie, Gimmie, Gimmie” con lo que el populacho entró definitivamente en combustión definitiva. Salamadra era una olla hirviendo cuando empezó a sonar “ Six Pack “, convirtiendo el espacio en un pogo gigantesco.
Por mi capacidad propia para relacionarme con mis semejantes, aprendí una nueva palabra, crowdsurfing . Vendría a ser como volar de brazo en brazo hasta el aterrizaje final. Que cosas. A todo esto, resaltar que el espectáculo, (el musical) a mitad de setlist se deshinchó de forma bastante clara. El siguiente bloque de canciones, llegó de un bajón considerable, con una eterna, aunque icónica “ Depression “, la divertida “ Black Coffee” y canciones de bajo perfil, poco relevantes, insustanciales, llamenle como quieran, como “I can see you” o “ Jealous Again”.
Hubo un conato de resurrección con “ TV Party “ y el plato fuerte “ Rise Above “ que sirvió de casi despedida y pequeña redención. Antes de irse, los Black Flag invitaron a Shawn Smash de Total Chaos para que los acompañase en la interpretación de Louie Louie de Richard Berry junto a Greg Ginn en una suerte de jam session que hizo que todo junto aquello remontase un poco. Sin dar tiempo a nada mas, recogieron sus bártulos y no dijeron ni bonitos ojos negros tienes.
Ese fue el abrupto final a una velada que nos enseñó dos formas muy dispares de entender la vida, el negocio y el punk. La entrega, el buen humor, la contundencia y el desenfrenado desparpajo de los Total Chaos y el virtuosismo técnico, la capacidad de generar momentos memorables y en contraposición, gestos de divismo y de poca empatía hacia el respetable de los icónicos Black Flag. La vida misma, al fin y al cabo…
Me gustaría acabar la crónica dando las gracias a la promotora, Rebel Sound por el trato, y por la tarea de traer música y vida en directo. Sois muy grandes. Y agradecer también a mi hermano Luis Carnicer, Lubi por cederme unas fotos cojonudas para documentar gráficamente esta movida.
Texto: Edu Bestia
Fotos: Luis Carnicer, Lubi