El pasado 22 de octubre era otro de esos días en los que había muchas ganas de salir de concierto, porque el pack era perfecto: al estar en nivel 0 en las salas ya se puede estar sin mesas, sillas o distanciamiento de seguridad, solamente había que llevar la mascarilla (salvo en los momentos de consumir). Además, había que sumarle los nombres de tanto peso que había en el cartel: Docka Pussel volvía a subirse a unas tablas para poner la guinda del pastel con MorphiuM, que venían estrenando su nuevo disco de estudio, The Fall en la sevillana Sala X.
Una de las cosas que me encantó fue la respuesta por parte de la gente, porque no había visto tanto público en un concierto desde antes de la pandemia en una sala, y desde luego se hicieron notar de principio a fin del concierto.
Todo arrancó con Docka Pussel, que arrancaron intercalando temas de sus dos trabajos de estudios, haciendo una declaración de intenciones con Tear Me Apart y Zhora. El cuarteto estaba desatado con el “zigzagueo” de canciones, porque la dinámica seguía siendo la misma respecto al setlist, ya que siguieron September Runs y DSM-1. El público estaba alucinando, y no era para menos, porque nadie de los allí presentes podría decir que llevaban algún tiempo inactivos por distintas circunstancias. Docka Pussel estaba ofreciendo un concierto en el que no se apreciaban fallos desde fuera del escenario, por lo que seguían queriendo dejar el listón bien alto con The Blood y The Gift. Lo que sí que fue una sorpresa más que bien recibida fueron los dos temas de estreno que tocaron para el nuevo material que están empezando a crear según comentó Zark. No voy a desvelar mucha información de ellos para mantener más la sorpresa para cuando los lancen, pero sí puedo confirmar que lo nuevo de Docka Pussel viene pisando excesivamente fuerte. El cierre fue por todo lo alto con Voltage y Rage para ponerle el broche de oro a un conciertazo de principio a fin. Docka Pussel había vuelto a las tablas y, siendo honestos, ofrecieron un show que fue una barbaridad, si nadie sabía lo de dicho periodo de inactividad, creo que todo el mundo habría asegurado que estuvieron tocando hace poco en otra sala. Lo único que me faltó en este concierto no vino por parte del grupo, porque hacían todo lo posible por provocarlo, sino por parte del público: faltaron moshpits, aunque los cuellos estuviesen casi todo el tiempo moviéndose al ritmo de los acordes, pero un poco de cera no habría estado de más.
Tras el clásico cambio de equipo entre grupos, llegó la hora de la verdad, era el momento de MorphiuM.
El comienzo fue un cañonazo con tres bombazos de su The Fall, porque empezar con Dance of Flies, My Apocalypse y Everybody is Dead in this House es claramente empezar el concierto como arrancar con la quinta marcha puesta directamente. Los cinco salieron con ganas de “hacer un puto agujero en la sala” y de “echarla abajo” según las palabras de Alex, y no era para menos con la actitud endiablada con la que salieron al escenario de la Sala X. Tras otra dosis del último disco con Parasite, llegó el momento de tirar de clásico con You’d Rather be Blind. En esta ocasión ya si se empezó a ver el movimiento en el público, bastante amplio además. Siendo honestos, un servidor se tomó la licencia de entrar en un moshpit porque se echaba mucho de menos el volver a experimentar esa sensación después de tanto tiempo. Lo nuevo seguía en el setlist con Burn My Skin y The Truth y la gente se volvía loca cantando, haciendo headbanging o montando moshpits. La presencia en el escenario del quinteto realmente podía llegar a intimidar y el sonido era el de una apisonadora, aunque también hubo “momento de relajación” con All You Are para luego volver a subir las revoluciones con Made of Scars. Llegando al final del concierto, decidieron jugar con los sentimientos del público al entrar en camerinos sin llegar a despedirse de manera oficial tras haber presentado Alex a los miembros del grupo. Pero, como decía, todo fue un juego para volver a salir e intentar demoler del todo la sala con Insorcism de The Fall y, por supuesto, ponerle el broche de oro a un gran concierto con What Lies Behind Words. Desde luego MorphiuM está pegando unos pasos agigantados ya que, si de por sí su último disco merece la pena escucharlo, la gira de presentación que han preparado es algo no apto para cardiacos por la cantidad de leña que sueltan.
En resumidas cuentas, ese viernes ganó la música: una sala con una gran afluencia de público y dos grupos de gran calibre que dejaron actuaciones de 10 de principio a fin. Solo espero que se sigan repitiendo cosas así, más lo primero que lo segundo, ya que es más fácil encontrar un grupo de calidad en un concierto.